sábado, 27 de enero de 2018

Mercedes Cabello, escritora y feminista del siglo XIX

A poco de haberse cumplido ciento setenta y dos años de su desaparición física, la figura de Mercedes Cabello de Carbonera aún nos convoca dada su prolífera producción escritural, sus libros, ensayos, novelas, artículos periodísticos y otros –conocidos en la esfera nacional e internacional– como su defensa por los derechos de la mujer del siglo XIX. Sin duda, una de las peruanas más representativas de la literatura de su tiempo. Su enérgica presencia intelectual hizo que fuera cuestionada por escritores como Ricardo Palma y Juan de Arona. Como ocurrió con Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello fue poco comprendida siendo el blanco de fuertes críticas de obstinados autores machista. Estas críticas le afectaron de tal manera que tuvo que aislarse, y por si fuera poco, la sífilis contagiada por su esposo, el médico Urbano Carbonera, le causó una parálisis progresiva y demencia por lo que tuvo que pasar sus últimos años en el Manicomio del Cercado de Lima, hasta que nuestra insigne escritora y feminista, falleció el 12 de octubre de 1909.
 
 
 
MUJER FUERA DE SERIE
 
Nació en Moquegua el 7 de febrero de 1845. Sus padres que eran hacendados, la criaron en el seno de una elite social y cultural privilegiada, recibiendo lecciones privadas por lo que aprendió el francés. Tuvo una formación privilegiada dada por su padre y su tío que habiendo viajado por Francia trajeron una respetable biblioteca, por lo que desde temprana edad tuvo acceso a una amplia cultura humanística. De este modo, tuvo oportunidad de conocer las corrientes literarias y autores como Balzac, Zola y Flaubert.
 
El periodista, Ismael Pinto (2003) refiere que en 1864 su familia se trasladó a Lima, y dos años más tarde contrajo matrimonio con el médico Urbano Carbonera, cuando contaba con veinte y dos años. Su matrimonio fue poco feliz y no tuvo hijos, y dado que su marido se convirtió en jugador y mujeriego, motivaron su separación.
 
En adelante, Mercedes Cabello participó activamente en el mundo literario imbuido por el romanticismo de época, asimismo colaboró en diarios y revistas usando el seudónimo de Enriqueta Pradel, antes de animarse a usar su propio nombre. Aunque comenzó haciendo poesía, prontamente pasó a escribir ensayos en favor de la emancipación de la mujer. En El Correo del Perú escribía: “la lectura ejerce una influencia poderosísima en nuestro espíritu. Ella es el lenitivo para muchos males de la vida y el opio con que adormecemos por un momento los dolores del alma”.
 
Entre sus novelas destacadas se encuentran Sacrificio y recompensa (Lima, 1886), premiada por el Ateneo de Lima, Eleodora (Madrid, 1887), refundida después en Las consecuencias; Los amores de Hortensia (1886 y 1887), Blanca Sol (novela social) (1888, 1889 y 1894), Las consecuencias (1890) y El conspirador (autobiografía de un hombre público) (1892 y 1898).
 
LOS ENSAYOS FEMINISTAS 
Fiel a su inteligencia, Mercedes utiliza la crítica para cuestionar a la sociedad limeña. En la producción del ensayo feminista destacan “Influencia de la mujer en la civilización”, “Patriotismo de la mujer”, “Estudio comparativo de la inteligencia y la belleza de la mujer”, “La mujer y la doctrina materialista” y “Necesidad de una industria para la mujer”.
 
En su primer ensayo “Influencia de la mujer en la civilización”, publicado –por entregas– en la revista El Álbum, entre agosto y octubre de 1874, expone su pensamiento contra la ideas retrógradas y machistas de escritores limeños que justifican el estado de oprobio y atraso de la mujer en sus derechos. Mercedes sin tapujos, señala que la mujer por medio de los dones que la naturaleza le ha otorgado está situada en el mismo plano de igualdad que el varón, y que si la humanidad se rige por los principios de la justicia no existirán las diferencias.
 
Sus ideas difundidas en diversos diarios y revistas, remecieron a la sociedad limeña y su estructura patriarcal, dejando ver los derechos que le asisten a la mujer de esos años. Por ello, entre 1974 – 1977, su producción literaria deja ver a una Mercedes Cabello profundamente preocupada por la educación y el trabajo digno para la mujer. Refiere el investigador Julio Pinto “Le tocó vivir en el siglo XIX, tiempos en que la mujer apenas podía estudiar la primaria, no iba a la universidad, y se le preparaba para ser costurera o casarse y dedicarse al esposo”. Hoy, la actuación de nuestra escritora, Mercedes Cabello parece normal, pero en esos años, solo ella y un puñado de mujeres se atrevieron hacerlo.

 
 
EN LAS TERTULIAS DE LA GORRITI 
Las tertulias de la Juana Manuela Gorriti en 1879 son no solo el comienzo de su consistente creación ensayística, sino también, el lugar donde Mercedes Cabello encuentra la plataforma idónea para seguir lanzando su proclama sobre la mujer y la literatura. En las veladas aprendió el arte de novelar, es decir, escribir novelas como El Conspirador y Blanca Flor, entre las más importantes, donde Mercedes había de lanzar críticas enérgicas a la elite política y a la Iglesia. Julio Pinto, señala que fue tan controversial que ofendió a la Gorriti, quien era mucho más sutil en sus críticas a la sociedad. Lo cierto es que luego de la sostenida producción literaria y las tertulias en casa de la escritora argentina vendría la hecatombe histórica peruana a consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879-1883).
 
LEGADO INVALORABLE
 
El legado de Mercedes Cabello es invalorable, pero poco agradecido en su ciudad natal. Su casa ubicada en la calle Moquegua N° 838, permanece cerrada. Una amiga moqueguana me refirió hace poco, que una inmobiliaria la ha puesto en venta. En nuestro país, ocurre todo lo contrario a lo que en otros países o ciudades del mundo se rescatan las viviendas de ilustres personajes para convertirlos en patrimonio cultural. Caso curioso en Moquegua, el predio que perteneció a nuestra insigne escritora, corre la suerte de que alguna conocida corporación la compre para edificar un supermercado. Da pena los hechos que a diario nos estamos acostumbrando a ver, pues, un país sin historia se convierte en un país sin rumbo.
 
Pero, por un momento –si es que podemos hacerlo–, olvidemos la circunstancia histórica que nos ha tocado vivir, y recordemos y reconozcamos el valor, el coraje y la valentía de Mercedes Cabello que desde distintas trincheras de vida, luchó por los derechos y la igualdad de la mujer.
 
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Articulo publicado en el diario UNO, el 10 de setiembre de 2017.

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