sábado, 27 de enero de 2018

Tesis Tesis de Magister en Sociología

El 12 de diciembre de 2017, a las 11:30 am, en el Salón de Grados de Ciencias Sociales de la Decana de América, Universidad Nacional Mayor de San Marcos,  sustenté mi Tesis de Magister en Sociología, mención Estudios Políticos,  denominada "Las Políticas de Estado y sus efectos en los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas Amazónicos, periodo 2001 - 2008".  Luego, de haber escuchado las respuestas de los miembros del Jurado, cinco, cada uno hizo las preguntas que estimaran conveniente hacer. Luego,  el Jurado de presidido por el Dr. César Espinosa,  deliberó y la calificó con Muy buena, nota 17.

 
 

Elvira García y García, preceptora de la educación femenina

Elvira García y García Bert nació en Lambayeque el 1 de junio de 1862 y murió en Lima el 23 de octubre de 1951. Conformó la generación de mujeres feministas de la segunda mitad del siglo XIX. Más de medio siglo se consagró infatigablemente a la educación femenina
 
Se inició en la enseñanza en 1880, a sus tempranos dieciocho años de edad. Fundó escuelas y colegios, como el Liceo Peruano (1883) dedicado a la formación de señoritas. A propuesta de Teresa González de Fanning, dirigió el Liceo Fanning de Lima, 1894 a 1914, conocido como el germen donde brotaría la intelectualidad femenina, iniciando una serie de reformas con propuestas de un nuevo orden social en virtud de la razón que permitía la emancipación femenina. Es innegable su valor al fundar el primer jardín de la infancia o kindergarten como educación inicial y pre escolar en 1902. Su título de profesora de Segunda Enseñanza lo obtiene después de aprobar el examen de suficiencia profesional ante un jurado conformado por catedráticos de las Facultades de Letras y Ciencias en la Universidad Nacional Marcos. Título que por primera vez fue concedido a una mujer.
 
Fue periodista y colaboradora en numerosas publicaciones en los diarios El Comercio, La Prensa, La Crónica y otros. Autora de varios libros, destacando “La mujer peruana a través de los siglos” que recoge biografías de mujeres con el fin de generar una lectura femenina sobre la historia del Perú, que, como sabemos había sido ignorada por el Estado liberal.
 
 
 
Reivindicación inicial: derecho a la educación 
El reloj de la historia había tocado el momento para alcanzar la libertad de la mujer a la educación, y en esa gran proeza, estuvo presente, Elvira García y García. No podía ser de otra manera, había nacido en los años en que aparecen las primeras feministas peruanas, que como conceptualicé, hace más de treinta años, se constituyó “en el primer instante lúcido de la condición femenina del Perú, ya que no hubo otro momento en nuestro largo recorrido republicano, en que con tanta vehemencia y al unísono, las mujeres levantaran sus voces para demandar la importancia que tenía la educación para demandar la igualdad entre el hombre y la mujer”. (Lema, 1980. p. 3).
 
Las mujeres del ’70 cuestionaron la educación tradicional que afectaba a la mujer, difundiendo su pensamiento liberal por una educación moderna por lo que recurrieron a escenarios culturales, escritos, conferencias, veladas literarias como las de Juana Manuela Gorriti y Clorinda Matto de Turner. En ellas las mujeres expresaron sus ideas educativas hasta antes y después del conflicto bélico suscitado entre Perú y Chile.
 
¿CÓMO ERA LA EDUCACIÓN QUE SE IMPARTÍA A LA MUJER?
 
En 1822, los hombres que fundaron la República, inspirados en el pensamiento liberal asumieron algunos postulados en defensa de la educación femenina. San Martín dio el DS del 6 de julio de 1822 y Simón Bolívar, el 8 de julio de 1825, fundó el Colegio de Educandas del Cusco. ( p.13). Estos postulados no guardaron relación con la realidad y cayeron en esterilidad. Recordemos, el diario El Conspirador del 24 de julio de 1830, decía: “Cread buenas madres, en ello estriba toda la educación de la mujer; hacer de ellas madres de una formación exquisita fieles al hogar”(pp. 14- 15).
 
La educación liberal que recibió la mujer se dio dentro de un concepto estrecho y doméstico de la instrucción. A las mujeres se les daba cursos de elementos de la fe católica, escribir, leer y cortar, una buena parte de artes y los oficios que toda mujer debía de saber para ser buenas madres de familia, costura llana, deshilado, bordado y tejidos. (…) Distinta la enseñanza del varón que procuraba despertar en el niño su capacidad analítica y reflexiva, que posteriormente iba a ser puesta en práctica en el mundo político y social (pp. 15-16).
 
VELADAS, ESCRITOS Y DEMANDAS
 
La década del ’70 del siglo XIX permitió que el pensamiento de la mujer revele sus preocupaciones a favor del cambio social que comprometía el sistema educativo y el sistema social peruano. Prieto de Zegarra en “Mujer, poder y desarrollo en el Perú”, señala: “Las veladas literarias de la argentina, Juana Manuela Gorriti (1874), realizadas en la casona de la calle Urrutia (hoy Jirón Camaná) fue el escenario propicio para exponer y difundir sus ideas acerca de la igualdad de la educación” (p. 666). Estas tertulias cedieron el paso a la reflexión sobre la condición de género, logrando generar un semillero de intelectuales que editaron los periódicos feministas como el “El Álbum” y “La Alborada” donde se esbozaron las bases del feminismo peruano (Lema, 1980, p. 13).
 
Elvira García y García y su propuesta educativa
La educadora feminista enfrentó una serie de obstáculos en su tarea educativa al tener una visión crítica de la educación tradicional. Aperturados los colegios “el obstáculo lo pusieron los padres de familia que se negaron a mandar a la escuela a sus hijas al colegio. Temían que aquella institución creada por la República modificara la quietud de pensamiento y espíritu de sus hijas” (p. 15).
 
Aurora Marrou (2013) señala que: “La tendencia educativa que buscó fue una alternativa a la escuela tradicional cuestionada por ser un modelo centrado en el memorismo mecanicista e intelectualismo receptivo (…). Estaba tan convencida de los cambios que escribe ‘La educación del niño’ en que manifiesta la intención reformista al acercar a la escuela a la sociedad, en el nuevo enfoque asignando a la familia y en ella al papel de la mujer madre el rol educador que le compromete, sin agotar su realización como mujer en el ámbito social”

Introdujo curso de educación física

 
Otra de las innovaciones llevadas a cabo por ella fue la introducción de cursos de educación física por lo que contrató a una profesora estadounidense. No faltaron padres de familia que consideraron inconvenientes o dañinos para sus hijas esos ejercicios físicos y las apartaron del colegio.
 
La posición de García y García fue diferente a la de Teresa González de Fanning, que se opuso con tenacidad a los grupos conservadores y a la iglesia católica tradicional que concebían que la educación a la mujer debía seguir regida por los cánones de la iglesia. De este modo impulsó un feminismo moderado confiando que los derechos de la mujer se harían acorde a las normas establecidas en la sociedad peruana.
 
Elvira García y García murió en Lima el 23 de octubre de 1951, a los 89 años. Un año después, se dispuso que como homenaje a su labor educativa que el antiguo Liceo de Lima llevara su nombre: Institución Educativa Elvira García y García.
 
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Artículo publicado en diario UNO, 11 de noviembre de 2017.
 

Teresa González de Fanning precursora de la educación a la mujer

Teresa González de Fanning, nació el 12 de agosto de 1836, en la hacienda San José de las Pampas del distrito de Nepeña, en Ancash, y falleció el 7 de abril de 1918, a la edad de 82 años. Fue hija del profesor y médico español Gerónimo González y de Josefa del Real y Salas, quienes le dieron una esmerada educación fundada en la lectura de los clásicos. Fue una preclara educadora y escritora que nació en un contexto particular del país, un momento que dejaba ver el viejo conflicto republicano entre el naciente Estado liberal y la antigua y tradicional Iglesia católica que pretendía seguir gobernando la vida nacional. Surgieron las discrepancias en diversos sectores de la sociedad que, unido al sentimiento de género, produjeron un movimiento de mujeres entroncado en el quehacer político del Perú que exigieron igualdad entre el hombre y la mujer.
 
En ese marco social,Teresa González de Fanning ha de entregar su vida a la acción educadora, escribió artículos donde exige que la mujer tenga una educación integral y que incluyera su formación laboral para lograr su liberación. En un estudio que realicé en 1981, Las mujeres del 90’, primer instante lúcido de la condición femenina en el Perú, sostuve que en la última década del siglo XIX: “No hubo otro momento en nuestro recorrido republicano en que con tanta vehemencia y al unísono, se levantaran las voces de muchas mujeres para demandar: igualdad entre el hombre y la mujer. Es el momento en que aquella imagen de la mujer, que fuera ofrecida desde la colonia, de la mujer dulce, tierna, dócil e incapaz, criatura tan débil que parece imposible suponer fuerza donde solo hay debilidad, fue tirado al traste por las feministas de esos años.
 
 
 
Cambiar la imagen elaborada por el hombre, por una que brotaba de las propias entrañas de las mujeres y fuera públicamente expresada por las mismas mujeres, fue la acción que le cupo a las feministas de esos años, al constituirse en el primer instante lúcido de la condición femenina en el Perú. “Así, María Jesús Mercedes Cabello de Carbonera, Elvira García y García y Teresa González de Fanning y otras más, constituyeron el primer destacamento de feministas que conscientes de la opresión de la mujer se pusieron a la cabeza de su género para defender y reivindicar, por primera vez en el Perú, el derecho de la mujer a la instrucción y el derecho de la mujer al trabajo”. (Ídem). En este momento, la lucha por la igualdad sostuvo reivindicaciones, una de las más importantes: el derecho de la mujer a gozar de una educación igual a la del hombre y su derecho al trabajo. Estos postulados guardaron unidad y coherencia en cada uno de los escritos, en cada una de las conferencias y en cada uno de los discursos pronunciados por estas precursoras de los derechos de la mujer en el Perú.
 
González de Fanning fue una de las más importantes protagonistas que optó por una actitud crítica; desafiando, entre otras, a las antiguas creencias de inferioridad femenina que seguían vigentes en gran parte de la sociedad y sus organizaciones tradicionales. En 1898, publica y difunde gratuitamente en Lima, su colección de artículos pedagógicos, morales y sociológicos sobre la “Educación Femenina” publicados en el diario El Comercio en que la educadora exige la reforma radical de la educación femenina, proponiendo una educación laica, práctica e integral.
 
Las polémicas suscitadas
 
Los nuevos planteamientos sostenidos por Teresa Gonzáles de Fannig, no solo llamaron la atención de la época, sino que despertaron cálidas discusiones. Así, la polémica suscitada entre Lastenia La Riva y Llona y otros escritores nacionales, que defendieron el papel de la Iglesia en la dirección de la educación de la mujer, mientras la destacada educadora negaba idoneidad a las religiosas, pues sostuvo que sus misma condición les impedía capacidad para orientar los asuntos terrenales por lo que se opuso a que las monjas continuaran ejerciendo tan delicada labor.
 
En su artículo aparecido en el diario El Comercio del 4 de mayo de 1898, responde a La Riva y Llona diciendo: “A nuestro juicio la cuestión en debate puede plantearse en los siguientes términos: ¿Conviene a la mujer la educación que se da en los colegios de monjas o la que recibe en los colegios laicos?¿Cómo las monjas que abjuran de la familia, del matrimonio y de la sociedad, podrán educar a hijas, a esposas o a madres de familia? Eso equivale a pretender que un ciego enseñe pintura o un sordo el canto. ¿Cómo inculcarán en sus educandas el temple del espíritu, la expedición y el acierto para gobernarse en cosas difíciles, y aún en las ordinarias, las que huyendo de las tempestades de la existencia, se han refugiado a orar tranquilamente en el santuario:.. Absurdo es esperarlo.”
 
En otro momento, en su obra “Educación Femenina” (1889) editada por la imprenta Torres Aguire, González de Fanning señala la necesidad de que la educación que se otorgue a la mujer la prepare para el trabajo: “Si a la mujer se le restringiera de estudios teóricos y se le compensara con la adquisición de conocimientos prácticos; si se le enseñara algún trabajo útil que le proveyera de medios de subsistencia, habría ganancia para la mujer de clase popular. ¿Por qué en nuestras escuelas municipales, en vez de estudios de dudosa utilidad para las escolares, no se les enseñe la encuadernación, la hojalatería y la tintorería, ocupaciones todas que la mujer puede desempeñar con provecho?. Por qué en lugar de esa instrucción teórica, a manera de vistosas luces de Bengala que tan pronto brillan como se apagan dejando sólo quiméricas aspiraciones. ¿Por qué no se le da a la mujer ciertos conocimientos generales y la enseñanza práctica de algún oficio? (1889: p.56).
 
Una precursora olvidada
 
Teresa González de Fanning, sobresale por su postura de oposición a los grupos conservadores y la iglesia que concebían que la mujer estaba reducida al espacio privado familiar. Sin embargo, su figura ha sido olvidada. El olvido y postergación de su nombre y obra son expresión de ingratitud e injusticia, pues fue la más preclara precursora de la educación integral de la mujer como medio para alcanzar su liberación, en una época en que aún se consideraba que la educación femenina debía estar orientada exclusivamente para el matrimonio y las tareas conyugales.
 
Víctima de una neumonía murió a los 82 años. En todo momento, hasta el último instante de su vida, demostró humildad y grandeza, pidiendo a sus familiares que su sepelio se realizara en privado. Como homenaje póstumo a la destacada feminista del siglo XIX, el escritor y funcionario del Ministerio de Educación Manuel Beltroy logró que se diera a una gran unidad escolar el nombre de Teresa González de Fanning, que empezó a funcionar en 1952, en un local construido en el distrito de Jesús María. Sus restos descansan en el Presbítero Maestro de Lima.

Antonia Moreno de Cáceres, heroína de la Guerra del Pacífico

Antonia Moreno Leyva de Cáceres nació en la ciudad de Ica, el 13 de junio de 1848 y falleció en Lima, el 26 de febrero de 1916, cuando contaba con sesenta y ocho años. Hija de don Fulgencio Moreno y doña Antonia Leyva, dirigió junto a su esposo, el general del ejército peruano y luego héroe nacional, Andrés Avelino Cáceres, la resistencia en la sierra central contra la ocupación de Chile durante la Guerra del Pacífico (1879-1883).
 
Antonia Moreno nació en el distrito iqueño de San Juan Bautista en el seno de una familia de holgada estabilidad económica. Cuando cumplió quince años, viajó a Lima y poco después conoció al joven militar Andrés Avelino, quien por su destacada actuación en la guerra contra España había ascendido a teniente coronel. Luego de un cálido romance, deciden casarse en 1867, estableciéndose en Ayacucho. A cuatro años de su matrimonio, Antonia heredó una casa en el centro de Lima a la que se trasladó con toda su familia. En Lima nacieron sus hijas Zoila Aurora, que luego se convirtiera en sufragista, Lucila Hortencia y Rosa Amelia.
 
 
 

 
La mujer y la invasión chilena
 
El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra al Perú y Andrés Avelino Cáceres marchó a la frontera sur para defender a la patria. El ejército no pudo evitar que los chilenos invadieran Tarapacá, Arica, Tacna y Moquegua. Y en enero de 1881 los invasores tomaron Lima.
 
El historiador Rodolfo Castro Lizarbe, estudioso de la Guerra del Pacífico, ha calificado que Antonia fue una mujer  enteramente consecuente. La ha llamado “mujer de hierro”, llena de calidades y de resistencia total. Lo demostró en los peores momentos de la historia peruana. “En la desgracia de la Guerra con Chile, cuando  la  patria pasaba por los peores embates de la invasión  chilena de excesos inauditos, desproporcionados y de violación entera de los derechos de los peruanos, allí, en ningún momento vacilando, estuvo una mujer singular, mostrando a como dé lugar: coraje, decisión y abnegación. Cualidades decisivas y admirables que la convirtieron, sin ninguna discusión, en la heroína de la Guerra del Pacífico”.
 
El rol de la mujer en la Guerra del Pacifico es un tema que no es considerado en la historiografía, solo tiene lugar para los soldados, sin embargo, las mujeres tuvieron un lugar preponderante por su activa participación, que puede ser resumida en dos grandes grupos, las mujeres que acudían a los hechos bélicos y las que se quedaban en el ambiente familiar, pero, participando en forma activa en las acciones de guerra.
 
Perú vivía años de gran patriotismo y ese fervor de defensa de la patria se fue acrecentando, destacando la resistencia en la Campaña de la Breña liderada por Andrés Avelino Cáceres, llamado el “Brujo de los Andes”, al insistir en la resistencia en las alturas de los Andes y desarrollar duras jornadas de guerra, muy a pesar que militares y gente de Lima, pávidos con la ocupación chilena y las atrocidades que estas tropas perpetraron en Lima, creyeron imposible continuar con la guerra. Cáceres decidió dirigirse a la sierra central para organizar la resistencia contra el invasor.
 
Andrés y Antonia fueron el binomio de lucha por la dignidad de la patria afrentados a Chile. En una oportunidad, cuenta el citado historiador, que Antonia Moreno conversó – mientras el esposo estaba en la serranía luchando contra los chilenos – con el emisario del jefe de la invasión, Patricio Lynch, en la casa del Cónsul de España, Alberto Stuven. Sin titubeos, rechazó enérgicamente las amenazas chilenas y retó a los nefastos invasores que la fusilen conjuntamente con sus hijas, demostrando el temple y coraje de la heroína de la Guerra del Pacífico.
 
La mujer peruana participó en las acciones por la Independencia que marcó precedentes en la historia de la participación de la mujer en la sociedad. Por ello, en la Guerra con Chile de 1879, tuvieron gran presencia activa llevada a cabo por las mujeres tanto de la elite como las del pueblo. Pero, además, la guerra no era un conflicto solo bélico, tenía un elemento importante que era la defensa de la patria. En tal sentido, la guerra se transformó en un asunto de la vida nacional, en un asunto de la vida cotidiana de las mujeres en el ámbito privado como en el público.
 
Dos vidas consagradas a la defensa de la patria 
En ese contexto de guerra, de oprobio y degradación a la patria, Antonia Moreno es la patriota rebelde de la guerra, la mujer que tuvo mayor participación a lo largo del nefasto conflicto. No se quedó en casa – muchas veces- con sus tres hijas participó en el propio lugar de la guerra y en acciones militares en parajes inhóspitos de la sierra. Cruzó una y otra vez la Cordillera. Incluso, en estas marchas perdió a su único hijo varón. Con sus hijas siguieron su camino y acompañaron al “Brujo de los Andes” en las largas jornadas de la Campaña de la Breña. La llamaban “Mamacha Antonia”, admirando su entrega total a la causa de la defensa nacional.
Antonia y sus hijas desafiaron al enemigo en múltiples ocasiones. Nunca cayeron en las manos de los chilenos abusivos.
 
Ha trascendido su heroica proclama lanzada en el fragor de la guerra: “Mi dignidad de peruana se sentía humillada bajo la dominación del enemigo, y decidí arriesgar mi vida, si fuera preciso, para ayudar a Cáceres a sacudir  el oprobio que imponía el adversario”.
 
Olga Guzmán en “Antonia Moreno de Cáceres, digna patriota heroica”, refiere que fue Antonia quien lideró los batallones de resistencia, de esta forma se convirtió en una heroína del Perú, actualmente se le conoce como Mamacha Antonia, también para los indígenas junto con su esposo, considerado el descendiente del Inca ya que lo llamaban el Taita. El simbolismo por parte de los antepasados es muy grande en el Perú, debido a ello, Antonia Moreno expresó que “La Pacha mama al verlas holladas y vejadas…. Sin más armas que sus clásicos rejones y sus primitivas hondas… se ofrecían en el holocausto por la patria y por el Taita que era el alma de la resistencia nacional” (2001 pp3)
 
Andrés Avelino y Antonia, binomio de vidas singulares
 
Antonia Moreno tomó parte activa y dirigente en la Guerra del Pacífico. Al terminar la guerra volvió a las labores del hogar, mientras su esposo asumió el gobierno del Perú. Lo acompañó al exilio y en misiones diplomáticas en Europa. Finalmente se estableció en Lima, donde falleció el 26 de febrero de 1916. Es la única mujer cuyos restos reposan junto a su esposo, en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro. Tuvo que darse una Ley especial del Congreso para que esto sucediera.
 
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Articulo publicado en diario UNO, 15 de octubre del 2017

Las heroínas Toledo

Las heroínas Toledo fueron tres mujeres, María Toledo, Higinia Toledo, y la madre, Cleofé Ramos,Vivían en Concepción, cerca de Huancayo,un pueblo pequeño pero importante en la guerra de la Indepedenciapor su ubicación estratégica. Pertenecieron a una familiaque gozaba de una situación económica holgadaque permitió quepudieran cultivarsu inteligencia yasumieran un rol decisivo en la conquista de la emancipación, al divulgar las ideas, objetivos y principios de la libertad que servían de sustento a la causa independentista. 
 
Doña Cleofé debió de nacer a finales del siglo XVIII y las hijas en la primera década del siglo XIX, eranmujeres decididas que animaban a las poblacionesa incorporarse a las fuerzas patrióticas.Lo cierto es quelas Toledo fueron agresivas, ofensivas y rebeldes y queapoyaronaccionesde forma abierta o en secreto, poniendo tenaz resistencia al avance realista sobre la sierra central.
 
Las Toledo y la lucha independentista
 
En la período de las luchas por la Independencia, la región de Huancavelica, Concepción, Huancayo, Jauja, Tarma y Cerro de Pasco se convirtió en región estratégica para el impulso de la emancipación, por su ubicación geográfica, abundancia de recursos naturales y característica de sus pobladores. Estoshabíanorganizado “guerrillas” y “montoneras”, lo cual hizo que fuera motivo de preocupación de las fuerzas realistas al arribar a la sierra central bajo el mando de diferentes jefes entre 1820 y 1821.Buscaron la destrucción y desaparicion de las organizaciones patrióticas para conquistar la independencia politica del país. Entre los jefes realistas se encontraba el coronel Jerónimo Valdez y sus tropas que obedecían órdenes del general José Canterac,considerado peligroso. Para eliminarlo del escenario de la lucha patriótica, las heroínas Toledo idearon un proyecto para liquidarlo y desaparecerlo de la escena.
 
Heroico suceso de las Toledo
 
Cleofé Ramos de Toledo y sus hijas María e Higinia reunieron armas, hombres, mujeres y se alzaron en armas como tantos soldados.Con un puñado de valientes y decididos guerrilleros, desde tempranas horas del 10 de mayo de 1821,se trasladaron al “Puente Balsas” para esperar a los realistas. Como a las 11 de la mañana, Valdez y sus tropas arribaron al lugar por la margen derecha del río Mantaro. (Mendoza, Eduardo, 1999, p. 413).
 
Actuando con inteligencia y habilidad, las heroínas atacaron a los realistas. Muchos de estos, cogidos por sorpresa, resultaron heridos y otros cayeron muertos.Entre tanto y en medio de su desesperación Valdez y sus ayudantes pedían a gritos que suspendieran el ataque y que les perdonarían. Enplena refriega y una nube de proyectiles, las Toledo cortaron las amarrasdel puente, sin que nadie pudiera sospechar nada. Minutos después, las tropas realistas cruzaron el puente, de un momento a otro y a pocos metros de llegar al lado opuesto, el puente se desplomó cayendo a las aguas del río los soldados, impidiendo el ingreso de las tropas españolas aConcepción.De este modo, los realistas, pese al poderío de sus fuerzas militares,sufrieron una derrota del modo más inesperado por la brillante actuación de las Toledo.
 
La acción memorable permitió que la población   indígena huyerahacía la selva y que las fuerzas patrióticasse pusieran a salvo. Valdezhabía quedado con tropas bastante diezmadas de modo que sufrió el primer golpe serrano. En represalia dio la orden de tomar Concepciónpara castigar a sus pobladorespor apoyar a las fuerzas patrióticas,ordenando que se incendiara el poblado paraluego retirarse.
 
Las Memorias del general Alvarez Arenales
 
El general Álvarez de Arenales recoge el testimonio de la acción de las Toledo, y da a conocer en sus “Memorias sobre las operaciones e incidentes que la División Libertadora en la Segunda Campaña a la Sierra del Perú,en 1821”, lo siguiente:“Las señoras de Toledo habían tomado sus armas como otros tantos soldados, y habían dispuesto la gente preparándola ocultamente tras de las tapias o cercos inmediatos al puente, a medio tiro de fusil. En dos oportunidades Valdéz pretendió avanzar al puentes hasta que las señoras comandantes a la cabeza del puente con algunos de los suyos, emprendieron a cortarlo con herramientas que tenían preparadas. Esta operación ejecutada con destreza y entre la metralla del enemigo, concluyó oportunamente. Los realistas que intentaron pasar al lado opuesto fueron victimas de su temeridad y cayeron al agua.” (INC, 1972, pp. 304 – 3005),
 
Heroínas olvidadas 
En este diario, el pasado año, en el artículo “La gesta independentista de las mujeres” sostuve que era difícil pensar en las luchas de la Independencia del Perú sin contar con la participación de la mujer. Muchas mujeres fueron protagonistas, heroínas olvidadas que no fueron tomadas en cuenta a la hora de escribir las historia del Perú. (Diario Uno, 26 de junio). Sin lugar a dudas, el Perú es uno de uno de los países sudamericanos que con más encono ha olvidado y desestimado la acción que le cupo a la mujer en episodios transcendentales de la historia peruana, tal es el caso de las Heroínas Toledo. Lo que ocurre es que hasta hoy contamos con una historia que no es verdadera y que muestra que los sucesos historicos fueron llevados a cabo, únicamente por hombres, convertidos por la historiografía peruana en figuras centrales del acontecer histórico.
 
Concepción recuerda a las Toledo

Todos los años, la población de Concepción conmemora a las heroínas Toledo e invita al país a ser partícipes de la escenificación de un acto de honor de tres mujeres que lucharon por su país.Para darle notoriedad histórica, construyen un puente sobre el mismo río Mantaro, con el fin de darle mayor realismo a los hechos de María, Higinia y Cleofé. Recuerdan con fe patriótica las memorables palabras que el pueblo de Concepción, alguna vez escuchó de las propias Toledo: “Hoy lucharemos por nuestra tierra, herencia de nuestros hijos, el lugar donde vivimos lo defenderemos, si es posible con nuestras vidas, no tengan miedo, Dios está con nosotros, vengaremos a nuestro hermanos que murieron; no permitiremos que los españoles crucen este puente, cortemos las amarras, cortemos cuando estén cruzando”, proclama que dieron las heroínas Toledo antes de iniciarse la batalla. Lo cierto es que las heroínas regresaron y hasta hoy disfrutan el agradecimiento de su pueblo, pero aún no de todo el pueblo peruano.
 

Tomasa Tito Condemayta, la cacica indómita

Tomasa Tito Condemayta nació en Acomayo, al sur del Cusco, hacia el año 1750. Su participación en la rebelión de 1870, fue decisiva. Descendiente de la nobleza incaica, ejerció el Cacicazgo de Acos, en el corregimiento de Quispicanchis. Tenía cuarenta años cuando organizó la “brigada de mujeres soldados” que defendió con éxito el puente de Pillpo. Los españoles la tomaron prisionera y la sometieron a crueles torturas para que denunciara el plan que se gestaba contra los realistas. Todo fue en vano. Tomasa soportó con dignidad y enorme valor las torturas, sin dar muestras de dolor ni arrepentimiento por los actos de que le acusaban. Cuando a los españoles se les acabó la esperanza en hacerla hablar, fue condenada junto a Túpac Amaru y Micaela Bastidas, a una muerte cruenta. Primero le cortaron la lengua, para después colgarla y que todos la vieran y escarmentaran.
 
 
 
La cacica de Acos, insurgente de mayor jerarquía 
Cuando estalló la revolución de Túpac Amaru II, Tomasa Tito Condemayta fue una de sus decididas partidarias, demostrando valor y espíritu de lucha. Según afirma el obispo Moscoso, ella era la persona de más jerarquía que acompañó a Túpac Amaru en la Rebelión de 1780. En los actos heroicos sucedidos, sus rasgos indígenas y porte militar se distinguieron entre muchas mujeres. Ella acompañó a la heroína Micaela Bastidas, de la que nunca se separó. Cuando el gran Túpac decidió tomar el Cusco, junto a él marcharon Micaela, Tomasa y otra célebre mujer, Cecilia Escalera Túpac Amaru. En una carta que Tomasa leenvía a su amiga, Micaela, le dice: “Continuaré hasta donde sea posible. Ni mis mujeres ni yo dejaremos tranco de huella sin cubrir. El invasor no pasará sino sobre nuestros cadáveres. Anima a Túpac Amaru y tú no desesperes”.
 
El batallón de mujeres de Tomasa Tito
 
Tomasa era gran estratega militar, reclutaba hombres y armas y se dedicó a organizar un batallón de mujeres que, en su momento, defendieron e hicieron retroceder a los españoles en la batalla de Pillpo. Ella fue la que lo comandó. El triunfo le produjo una enorme alegría que fue festejada con sus mujeres soldados al son de las “kachampas”. A sus acciones militares se suma la batalla de Sangarará en que fueron derrotados los españoles.
 
Luego de que Tomasa y Micaela fueron muertas, hubo incursiones brutales en Acos y miles de mujeres fueron decapitadas, violadas, asesinadas, sin tener derecho a que su grito fuera registrado en las páginas de la historia peruana. Es más, la lucha de Tomasa ha sido tergiversada por la historia machista que habla de un romance con Túpac Amaru. Mario Carrión (2008) refiere que poco falta para decir que ella se hizo insurrecta porque fue amante de Túpac Amaru, situación que nunca sostuvo su esposo Faustino Delgado.
 
Abusos a mujer indígena por su condición de género
 
La participación de las mujeres en la lucha por la libertad indígena, fue una realidad. No es terquedad feminista, sino que mujeres como Tomasa Tito Condemayta, Micaela Bastidas, Bartolina Sisa –líder aymara– y otras mujeres, se caracterizaron por tener una personalidad aguerrida y un fuerte compromiso con la libertad lo que llevó a que fueran comandantes, generales y soldados.
 
Como sabemos, la invasión española constituyó un entramado militar dirigido a abusar de la mujer. Pocos trabajos de investigación se han dado para desvelar los maltratos a la mujer india por su condición de género. La concepción de supremacía no solo consideró la muerte indígena asentada en la “supremacía blanca”. Esta fue más fuerte con la mujer india, considerada una raza y un género “inferior”.
 
La conducta guerrera de las mujeres indias provocó asombro entre los españoles. Ellos advirtieron que las indias luchaban junto a sus compañeros varones en igualdad de condiciones. Tomasa era un ejemplo de ello. Al ver las injusticias que sufrían los indios en los obrajes de Potosí, alzó su voz de protesta y entregó su vida contra el invasor junto a Túpac Amaru y Micaela Bastidas. En adelante, su conducta fue ejemplo y replicada por miles de indias que organizaron brigadas militares para defenderse. En esta circunstancia, la violencia del invasor se ensañó contra las mujeres a través de exterminios masivos “ejemplificadores”. Alipio Valencia sostiene que a las mujeres, los españoles las usaron como carne de placer (Valencia, 1978: 17). Esto queda corroborado. En las torturas y combates se las trató como a hombres enemigos. Llama la atención que en los relatos no se mencionen las violaciones sexuales por parte de los españoles a las indígenas. Es oportuno indicar que ese silencio no significa que en medio de tanta violencia no se hubieran producido.
 
La muerte heroica de la descendiente inca
Tomasa Tito Condemayta fue ejecutada el 18 de mayo de 1871. Su muerte fue tan cruel del mismo modo que la de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas. A la Cacique de Acos, descendiente inca, primero le cortaron la lengua, su cuerpo fue descuartizado y cada uno de sus miembros fueron dispuestos en distintos lugares del Cusco. Su cabeza fue enviada a la plaza de armas de Arcos como medida de escarmiento a fin de evitar que los pueblos volvieran a sublevarse a la opresión española.
 
Tomasa Tito Condemayta, invisibilizada
 
La cacique de Acos ha sido invisibilizada por la historia peruana. Sin embargo, su heroísmo traspasó fronteras. En reciente estudio el historiador boliviano Fausto Reinaga hace una referencia a Bartolina Sisa y cuenta lo siguiente: “Túpac Katari y Bartolina Sisa –que siguieron a la iconoclasta cacica Tomasa Tito Condemayta (…)”. (Reinaga 2014: 67).
 
Nosotros, en esta oportunidad y en esta columna, diremos que en Acos, su pueblo natal, en el amanecer del arco iris, aparece por siempre, la indómita cacica Tomasa Tito Condemayta, quien con gesto altivo y majestad arrogante sigue lanzando proclamas de libertad por encima de las calamidades que azotan al país y pregona que ha de vencer el pueblo y no los opresores que perpetran violaciones al pueblo peruano.

María Parado de Bellido, heroína indígena de la Independencia

El 10 de mayo de este año, se cumplieron 195 años del sacrificio heroico de María Andrea Parado de Bellido, (Ayacucho, 1761-1822), una de las más grandes heroínas indígena, que se destacó por su valentía y sacrificio en acciones a favor de la Independencia del Perú.
 
Enrolada en las montoneras de la sierra central y descubierta su acción de informante a los patriotas fue sometida a las más inhumanas torturas por el sanguinario general José Carratalá, que le ofreció salvarle la vida, si revelaba a sus cómplices y los secretos de los insurgentes; la valerosa patriota se negó a tan mezquina conducta y escogió la muerte. Ante su silencio, fue condenada a enfrentar un pelotón de fusilamiento, en La Pampa del Arco, Cangallo, donde fue fusilada en 1822.
 
 
 
EN LAS ALTURAS DE HUAMANGA
 
Nació en Huamanga o Paras, el 5 de julio de 1761. El sacerdote, Carlos Cárdenas, descubrió su partida de bautizo en la parroquia de Cangallo que certifica que la heroína quechua-hablante nació ese año, en el actual distrito de Paras.
Se cree que fue hija natural de don Fernando Parado, un criollo que procedía del Alto Perú, y doña Jacinta Jayo, mujer indígena de la sierra central. Su infancia transcurrió como la de todas las niñas campesinas de su época, en las alturas de Huamanga y sin recibir educación, siendo preparada para desarrollar tareas domésticas, estando prohibido que la mujer se entremetiera en asuntos políticos.
 
SU MATRIMONIO
 
Se casó cuando tenía 15 años, con Mariano Bellido que desde el año de 1820 trabajaba en la sección de correos de distrito de Paras en Cangallo, donde residía con su familia. María y Mariano, habían conformado una familia unida y feliz, tuvieron siete hijos. Tanto su esposo como sus hijos varones decidieron acompañar desde 1820 a las fuerzas patriotas. Su hijo Tomás se había enrolado igual que su padre en la expedición del general Arenales, que recorría la sierra central con el fin de exaltar el ánimo patriota de sus habitantes. Luego se alistó en las montoneras conformadas por miles de indígenas estando lideradas por Cayetano Quiroz en Cangallo. Las montoneras contribuyeron al triunfo de la guerra de la emancipación pero la historia las ha ignorado, atribuyendo todo el mérito a los ejércitos patrióticos. Recordemos que muchos montoneros pasaron a engrosar el ejército patriota en las batallas finales de Junín y Ayacucho.
 
LA CAUSA LIBERTADORA
 
Con la proclamación de la Independencia en 1821, la libertad no estaba asegurada. El virrey La Serna se replegó en la sierra en donde crecían los “montoneros”. Cusco se convirtió en fortín realista, desde donde el virrey enviaba tropas a someter a los “insurgentes” de la sierra central. Las fuerzas realistas estaban comandadas por José Carratalá, encargado de reprimir a las provincias de la zona, una de ellas, Huamanga. El militar español tenía el propósito de exterminar las montoneras de Quirós, en las que militaban, el esposo y los hijos de María Parado de Bellido
 
VALIENTE INFORMANTE INDÍGENA
 
El ejemplo del esposo y sus hijos incitó a María a incorporarse a la causa libertadora desde la ciudad de Huamanga. Como no sabía escribir, le dictaba a un patriota de confianza llamado Matías Madrid, las cartas que enviaba a su cónyuge con el propósito de informarles de los movimientos y los planes del enemigo; información que su esposo comunicaba de inmediato al patriota Cayetano Quirós. Gracias a una de esos escritos, los montoneros pudieron abandonar el pueblo de Quilcamachay, el 29 de marzo de 1822; al día siguiente el pueblo fue ocupado por los realistas, y allí se encontró la misiva, olvidada por descuido en la chamarra de un guerrillero. Parte del texto de dicha carta, dice así: “Huamanga, Marzo 26 de 1822, Idolatrado Mariano: Mañana marcha la fuerza que de esta ciudad a tomar la que existe allí, y a otras personas, que defienden la causa de la libertad. Avísale al Jefe de esa fuerza, señor Quirós, y trata tu de huir inmediatamente a Huancavelica, donde nuestras primas las Negretes; porque si te sucediese una desgracia (que Dios no lo permita) sería un dolor para tu familia, y en especial para tu esposa. Andrea”.
 
La carta sorprendida estaba solo firmada con el segundo nombre de la heroína, pero pronto los realistas identificaron quien era el expedidor. Descubierta María fue apresada el 30 de marzo en Huamanga y sometida a una intensa interpelación para que revelara a los patriotas comprometidos en las acciones patrióticas. El sanguinario de Carratalá no dudo en aplicarle la tortura. Pero María se negó a dar los nombres de los patriotas comprometidos y en forma reiterada, dio la misma respuesta: “Yo la escribí”. Carratalá, de inmediato ordenó su fusilamiento.
 
EL MARTIRIO Y EL FUSILAMIENTO
 
María Parado de Bellido custodiada por las fuerzas realistas fue llevada en manifestación a la plaza de Huamanga y en cada esquina, un oficial leyó la sentencia dictada por el jefe Carratalá “para escarmiento y ejemplo de los posteriores por haberse rebelado contra el rey y el señor del Perú”. María, llena de coraje, no bajó la cabeza y se mantuvo en actitud altiva, cuando era conducida a la Plaza del Arco donde la esperaba el pelotón de fusilamiento.
 
Después de ser amonestada por última vez, para que revelara el secreto, prometiéndosele la vida. La heroína dirigiéndose a sus verdugos rechazó la proposición sin vacilar: “No estoy aquí para informar a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad” Y resignada a sufrir el último suplicio, se arrodilló y esperó la muerte con la mirada dirigida al cielo. Al momento de su martirio tenía más de sesenta años.
Se cuenta que su cadáver fue sepultado en la Iglesia de la Merced, mientras sus hijas quedaron abandonadas. Cuando la independencia fue fortalecida por el Libertador Simón Bolívar, en 1826, el insigne militar caraqueño otorgó a las hijas de heroína una casa que había pertenecido a un soldado realista de Huamanga.
 
GLORIA EXTENDIDA
 
Es lamentable que María Parado de Bellido no tenga la importancia que debiera tener en la historia oficial peruana. Es seguro que la elite machista conservadora lo hiciera por ser mujer y ser indígena quechua – hablante, sin más preparación que exhibir un alto espíritu patriota. Una mujer adelantada a su tiempo y cuando a la mujer se le consignaba su lugar en la cocina, ella cogió la bandera de la libertad y se entregó a la lucha por la patria, y no solo eso, su lucha también fue la inclusión de la mujer a la vida política nacional.

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Artículo publicado en diario UNO, 24 de setiembre del 2017.
Ver: http://diariouno.pe/columna/maria-parado-de-bellido-heroina-indigena-de-la-independencia/

Mercedes Cabello, escritora y feminista del siglo XIX

A poco de haberse cumplido ciento setenta y dos años de su desaparición física, la figura de Mercedes Cabello de Carbonera aún nos convoca dada su prolífera producción escritural, sus libros, ensayos, novelas, artículos periodísticos y otros –conocidos en la esfera nacional e internacional– como su defensa por los derechos de la mujer del siglo XIX. Sin duda, una de las peruanas más representativas de la literatura de su tiempo. Su enérgica presencia intelectual hizo que fuera cuestionada por escritores como Ricardo Palma y Juan de Arona. Como ocurrió con Clorinda Matto de Turner, Mercedes Cabello fue poco comprendida siendo el blanco de fuertes críticas de obstinados autores machista. Estas críticas le afectaron de tal manera que tuvo que aislarse, y por si fuera poco, la sífilis contagiada por su esposo, el médico Urbano Carbonera, le causó una parálisis progresiva y demencia por lo que tuvo que pasar sus últimos años en el Manicomio del Cercado de Lima, hasta que nuestra insigne escritora y feminista, falleció el 12 de octubre de 1909.
 
 
 
MUJER FUERA DE SERIE
 
Nació en Moquegua el 7 de febrero de 1845. Sus padres que eran hacendados, la criaron en el seno de una elite social y cultural privilegiada, recibiendo lecciones privadas por lo que aprendió el francés. Tuvo una formación privilegiada dada por su padre y su tío que habiendo viajado por Francia trajeron una respetable biblioteca, por lo que desde temprana edad tuvo acceso a una amplia cultura humanística. De este modo, tuvo oportunidad de conocer las corrientes literarias y autores como Balzac, Zola y Flaubert.
 
El periodista, Ismael Pinto (2003) refiere que en 1864 su familia se trasladó a Lima, y dos años más tarde contrajo matrimonio con el médico Urbano Carbonera, cuando contaba con veinte y dos años. Su matrimonio fue poco feliz y no tuvo hijos, y dado que su marido se convirtió en jugador y mujeriego, motivaron su separación.
 
En adelante, Mercedes Cabello participó activamente en el mundo literario imbuido por el romanticismo de época, asimismo colaboró en diarios y revistas usando el seudónimo de Enriqueta Pradel, antes de animarse a usar su propio nombre. Aunque comenzó haciendo poesía, prontamente pasó a escribir ensayos en favor de la emancipación de la mujer. En El Correo del Perú escribía: “la lectura ejerce una influencia poderosísima en nuestro espíritu. Ella es el lenitivo para muchos males de la vida y el opio con que adormecemos por un momento los dolores del alma”.
 
Entre sus novelas destacadas se encuentran Sacrificio y recompensa (Lima, 1886), premiada por el Ateneo de Lima, Eleodora (Madrid, 1887), refundida después en Las consecuencias; Los amores de Hortensia (1886 y 1887), Blanca Sol (novela social) (1888, 1889 y 1894), Las consecuencias (1890) y El conspirador (autobiografía de un hombre público) (1892 y 1898).
 
LOS ENSAYOS FEMINISTAS 
Fiel a su inteligencia, Mercedes utiliza la crítica para cuestionar a la sociedad limeña. En la producción del ensayo feminista destacan “Influencia de la mujer en la civilización”, “Patriotismo de la mujer”, “Estudio comparativo de la inteligencia y la belleza de la mujer”, “La mujer y la doctrina materialista” y “Necesidad de una industria para la mujer”.
 
En su primer ensayo “Influencia de la mujer en la civilización”, publicado –por entregas– en la revista El Álbum, entre agosto y octubre de 1874, expone su pensamiento contra la ideas retrógradas y machistas de escritores limeños que justifican el estado de oprobio y atraso de la mujer en sus derechos. Mercedes sin tapujos, señala que la mujer por medio de los dones que la naturaleza le ha otorgado está situada en el mismo plano de igualdad que el varón, y que si la humanidad se rige por los principios de la justicia no existirán las diferencias.
 
Sus ideas difundidas en diversos diarios y revistas, remecieron a la sociedad limeña y su estructura patriarcal, dejando ver los derechos que le asisten a la mujer de esos años. Por ello, entre 1974 – 1977, su producción literaria deja ver a una Mercedes Cabello profundamente preocupada por la educación y el trabajo digno para la mujer. Refiere el investigador Julio Pinto “Le tocó vivir en el siglo XIX, tiempos en que la mujer apenas podía estudiar la primaria, no iba a la universidad, y se le preparaba para ser costurera o casarse y dedicarse al esposo”. Hoy, la actuación de nuestra escritora, Mercedes Cabello parece normal, pero en esos años, solo ella y un puñado de mujeres se atrevieron hacerlo.

 
 
EN LAS TERTULIAS DE LA GORRITI 
Las tertulias de la Juana Manuela Gorriti en 1879 son no solo el comienzo de su consistente creación ensayística, sino también, el lugar donde Mercedes Cabello encuentra la plataforma idónea para seguir lanzando su proclama sobre la mujer y la literatura. En las veladas aprendió el arte de novelar, es decir, escribir novelas como El Conspirador y Blanca Flor, entre las más importantes, donde Mercedes había de lanzar críticas enérgicas a la elite política y a la Iglesia. Julio Pinto, señala que fue tan controversial que ofendió a la Gorriti, quien era mucho más sutil en sus críticas a la sociedad. Lo cierto es que luego de la sostenida producción literaria y las tertulias en casa de la escritora argentina vendría la hecatombe histórica peruana a consecuencia de la Guerra del Pacífico (1879-1883).
 
LEGADO INVALORABLE
 
El legado de Mercedes Cabello es invalorable, pero poco agradecido en su ciudad natal. Su casa ubicada en la calle Moquegua N° 838, permanece cerrada. Una amiga moqueguana me refirió hace poco, que una inmobiliaria la ha puesto en venta. En nuestro país, ocurre todo lo contrario a lo que en otros países o ciudades del mundo se rescatan las viviendas de ilustres personajes para convertirlos en patrimonio cultural. Caso curioso en Moquegua, el predio que perteneció a nuestra insigne escritora, corre la suerte de que alguna conocida corporación la compre para edificar un supermercado. Da pena los hechos que a diario nos estamos acostumbrando a ver, pues, un país sin historia se convierte en un país sin rumbo.
 
Pero, por un momento –si es que podemos hacerlo–, olvidemos la circunstancia histórica que nos ha tocado vivir, y recordemos y reconozcamos el valor, el coraje y la valentía de Mercedes Cabello que desde distintas trincheras de vida, luchó por los derechos y la igualdad de la mujer.
 
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Articulo publicado en el diario UNO, el 10 de setiembre de 2017.

Miraflores condecora a mujeres destacadas

 
 
 
 
 
 
 
 
ANDINA/Eddy Ramos.- En el marco del Día Internacional de la Mujer, el alcalde de la Municipalidad de Miraflores, Jorge Muñoz Wells,  entregó la Medalla de Honor al Mérito a Linda Lema Tucker  por su compromiso sobresaliente, servicio a la comunidad y trayectoria profesional.
 
 
 
También fueron condecoradas, las primeras  dos generalas de la Policía Nacional del Perú, María Elizabeth Jaqueline Hinostroza Pereyra, quien tiene el grado de General de Servicios Médico, y Angélica García Estación, quien fue ascendida a General de Servicios de Abogado de la PNP. Asimismo, Mariana Costa Checa, Elsa Catalina del Castillo Mory y Sylvia Braga Murgel, por su destacado trabajo en la Comuna.
 


 
 
Durante la ceremonia, el alcalde recalcó que esta condecoración es una forma de visibilizar y resaltar el importante rol de la mujer peruana y su contribución en la construcción de una sociedad cada vez mejor.
 
 
 

Honor a Linda Lema

De la columna de destacado periodista, director del diario Uno, César Lévano La Rosa, 3 de marzo del 2017.
 
El Consejo de la Orden al Mérito de la Mujer, de la Municipalidad de Miraflores, ha decidido condecorar con la Medalla de Honor al Mérito a varias damas que destacan en la vida pública y privada, entre ellas a Linda Lema Tucker, merecidamente honrada en la categoría Derechos de la Mujer.
 
 
 
Linda Lema es, como se sabe, colaboradora generosa de este diario. Su foja de servicios como luchadora social abarca la defensa de los derechos humanos y los derechos indígenas. Desde muy temprano, como socióloga, militó en el feminismo radical y en la defensa de las minorías. Su defensa de los pueblos amazónicos, en la teoría y en la práctica, le ganó reconocimiento nativo e internacional.
 
Es autora de diversos libros y trabajos académicos sobre esos temas, algunos traducidos a idioma extranjero. En la Feria del libro de Lima, 2011, presentó el libro El proyecto de Camisea y los pueblos indígenas. Antes, en 2005, había publicado, en español y francés, El misterio de las llamas del Sol y el culto a los apus. El Fondo Contravalor Perú-Francia auspició la edición.
 

 
 
Típico de su labor fue el ensayo Qué reclaman las etnias de la Amazonía Peruana, publicado en la revista parisiense “Resonancias”, en julio de 2010. Entre sus escritos sobre los derechos de la mujer descuellan Las mujeres del 90. Primer instante lúcido de la condición feminista en el Perú, investigación publicada en la revista “Mujer y sociedad”. En esa misma revista había publicado, en 1980, De la penumbra del hogar a las primeras reivindicaciones de la mujer en el Perú.
 
Esa amplitud de esfuerzos explica por qué en 2005 fue designada Caballero de la Orden Nacional al Mérito, premio otorgado por el Gobierno de Francia por desempeño profesional y ético al desarrollo sostenido de la actividad turística en el proyecto arqueológico peruano francés Choquequirao.
 
En 2006 recibió Medalla del Congreso de la República por la labor destacada por servicio a la sociedad, el Estado forjados en la ética y la moral. Lima. El reconocimiento de World Wildlife Fund Inc (WWF) por cooperación profesional a favor del cuidado del medio ambiente lo recibió en 2005.
 
En la amplia gama de su interés y de su lucha destacan asimismo sus aportes a la lucha por la independencia y la unidad de los pueblos de América Latina.
 
El lunes 6, a las 6:30 p.m., en el marco de las celebraciones por el Día de la Mujer, en la Municipalidad de Miraflores, será la premiación.

Micaela Bastidas, la heroína invencible de 1780

Micaela Bastidas Puyucahua, heroína de la emancipación y, como describe Carlos Daniel Várcarcel, una mujer con los caracteres de un personaje de valor innegable al cumplir un rol protagónico en la rebelión anticolonial de 1780. Es, por ello, uno de los personajes femeninos más representativos del género cuando se habla de la gesta libertadora del siglo XVIII, pero, obviamente, no es la única. Pero ahora, hablaremos de ella, de la heroína invencible.
 
Ella persiguió los ideales libertarios junto a esposo y compañero, Túpac Amaru, a lo largo de las luchas armadas por defender a la patria. Una líder indiscutible con un particular don de persuasión que lograba obediencia y confianza para la misión emprendida y que atrajo a la causa a párrocos, vecinos distinguidos y numerosos caciques. No solo fue una gran organizadora de la gran rebelión, sino el cerebro de Túpac Amaru en 1780, pues ella será la patriota que lo alienta, lo guía y se dice que hasta lo recrimina.
 
SUS ORÍGENES 
Nació el 23 de junio de 1744; su lugar de nacimiento es aún objeto de suposiciones. Algunos historiadores señalan que nació en Pampamarca, Cusco. Otros relatan que nació en Tamburco, región de Apurímac, en 1745 y hay quienes señalan que nació en Abancay.
 
Lo cierto es que Micaela Bastidas fue una destacada patriota mestiza, hija de una indígena y de un español descendiente de africanos, Josefa Puyuqawa y Manuel Bastidas. Su condición económica como hija de una familia de la aristocracia dedicada a la agricultura y ganadería la hicieron ocupar un lugar en la escala social española.
 
SU AMOR POR TÚPAC AMARU
Micaela Bastidas mostró siempre poseer una belleza excepcional y un porte distinguido. De cabello ondulado y tez bronceada, sus enemigos le llamaron “zamba”, ya que en esos años se daba ese nombre a los descendientes del mestizaje entre indígenas y negros africanos. Es por ello que Aníbal Quijano señala que los europeos categorizaron a los grupos humanos del período colonial de la América como blanco, negro e indios. Es más, refiere que ese poder colonial, está aún presente y que no ha sido eliminado. Pero vayamos a nuestro tema.
 
Cuando Micaela Bastidas cumplía los 15 años de edad conoció al joven cacique Túpac Amaru, cuyo nombre era en realidad José Gabriel Condorcanqui, cacique de Surimana, Tungasuca y Pampamarca, descendiente de un privilegiado grupo social del Imperio Inca. Ella se enamoró perdidamente de Túpac Amaru. La pareja formalizó el noviazgo y poco después, el 25 de mayo de 1760, se casaron en la iglesia Nuestra Señora de la Purificación de Surimana. Tuvieron tres hijos, Hipólito, Mariano y Fernando, quienes desde muy jóvenes colaboraron en la rebelión andina. Si bien la familia gozaba de una posición acomodada, vivían indignados por los abusos que sufrían los indígenas, la esclavitud de los negros, la elevación de los impuestos y los abusos contra los indios. En el caso de Micaela no solo se trataba de ella, sino de todas las mujeres que se involucraron en la gesta del Cusco. Hasta hoy se escucha su memorable proclama: “Ya no tengo paciencia para aguantar todo esto”.
 
MICAELA BASTIDAS Y LA REBELIÓN DE 1780
 
Micaela Bastidas se convirtió para Túpac Amaru en una pieza clave estratégica. Fue su consejera y ocupó una posición de dirección en la planificación de la insurgencia. Llegó a dirigir varias acciones e intervino en la captura del corregidor de Tinta, general Antonio de Arriaga, odiado por sus abusos y maltratos, ejecutado en la plaza de Tungasuca el 10 de noviembre de 1780. Una semana después, el 18 de noviembre, Micaela Bastidas cumplió un papel decisivo en la batalla de Sangarará, opinando que las acciones debían proseguir rápidamente para evitar que los españoles se restablecieran, y así lanzó la ofensiva sobre la ciudad del Cusco.
 
Pero lo cierto es que no solo la independencia estaba en juego, sino también el rol de la mujer indígena y su participación social y política contra el coloniaje español. Es en estos momentos en que aparece un batallón de mujeres involucradas como espías, recolectoras de armas y protectoras de campesinos durante la insurrección, luchadoras andinas, aymaras y quechuas quienes la apoyan en el levantamiento. Frente a estas mujeres, exclama: “Por la libertad de mi pueblo he renunciado a todo. No veré florecer a mis hijos”.
H
ermoza Alarcón, en su valioso artículo “Género en la era borbónica y participación de la mujer en la Independencia del Perú”, señala que tras la derrota militar de la rebelión en la batalla de Tinta y tras el estado de sitio del Cusco, Micaela Bastidas fue capturada cerca de Livitaca, donde tenía planeado huir con su familia a La Paz. Tupac Amaru correría la misma suerte. Ella entró al Cusco como prisionera de guerra, y se detalla que pasó erguida y orgullosa, sin mostrar ningún rasgo de temor.
 
 
 
EL SACRIFICIO HEROICO
 
El 15 de mayo es condenada a muerte y la ejecución se realiza tres días después en la plaza de armas del Cuzco. A la vista de su esposo, familiares y gran presencia del pueblo se cometió uno de los más crueles genocidios de la historia de la humanidad.
 
En forma cruel y con un padecimiento aterrador fue ejecutada Micaela Bastidas, aún antes que su esposo. Con el rostro desafiante, la valerosa y noble mujer ascendió altiva y orgullosa al tablado donde le darían muerte. Los españoles intentaron arrancarle la lengua, pero solo pudieron realizarlo luego de muerta, tal fue su resistencia. Padeció mucho sometida a la pena de los golpes por garrote, y el metal de ahorcamiento no logró cerrar su cuello por ser muy delgado, razón por la que sus verdugos le aplicaron alrededor del cuello un lazo del que tiraron hasta ahorcarla. Así murió, horrendamente, una de las más grandes heroínas que ha tenido el Perú, cuyo sacrificio por la justicia social abrió un nuevo horizonte para la lucha emancipadora.
 
La muerte de Micaela Batidas no ha sido en vano, ya que las causas que motivaron la rebelión de 1780 produjeron cambios en el sistema político administrativo, cambiándose en la supresión de los corregidores e instaurándose el régimen de las intendencias. Además, se creó la Audiencia del Cusco, donde se ventilaban casos de abusos en contra de los indígenas. En adelante, las mujeres aprendieron la lección de lucha y sacrificio de nuestra heroína invencible: Micaela Bastidas.
 
En estos momentos, las heroicas maestras de la plaza San Martín guardan en su lucha de cuarenta días, el mandato de su inmortal vocación rebelde.
 
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Articulo publicado en el diario UNO, el 28 de agosto del 2017.
Ver: http://diariouno.pe/columna/micaela-bastidas-la-heroina-invencible-de-1780/