sábado, 27 de enero de 2018

Teresa González de Fanning precursora de la educación a la mujer

Teresa González de Fanning, nació el 12 de agosto de 1836, en la hacienda San José de las Pampas del distrito de Nepeña, en Ancash, y falleció el 7 de abril de 1918, a la edad de 82 años. Fue hija del profesor y médico español Gerónimo González y de Josefa del Real y Salas, quienes le dieron una esmerada educación fundada en la lectura de los clásicos. Fue una preclara educadora y escritora que nació en un contexto particular del país, un momento que dejaba ver el viejo conflicto republicano entre el naciente Estado liberal y la antigua y tradicional Iglesia católica que pretendía seguir gobernando la vida nacional. Surgieron las discrepancias en diversos sectores de la sociedad que, unido al sentimiento de género, produjeron un movimiento de mujeres entroncado en el quehacer político del Perú que exigieron igualdad entre el hombre y la mujer.
 
En ese marco social,Teresa González de Fanning ha de entregar su vida a la acción educadora, escribió artículos donde exige que la mujer tenga una educación integral y que incluyera su formación laboral para lograr su liberación. En un estudio que realicé en 1981, Las mujeres del 90’, primer instante lúcido de la condición femenina en el Perú, sostuve que en la última década del siglo XIX: “No hubo otro momento en nuestro recorrido republicano en que con tanta vehemencia y al unísono, se levantaran las voces de muchas mujeres para demandar: igualdad entre el hombre y la mujer. Es el momento en que aquella imagen de la mujer, que fuera ofrecida desde la colonia, de la mujer dulce, tierna, dócil e incapaz, criatura tan débil que parece imposible suponer fuerza donde solo hay debilidad, fue tirado al traste por las feministas de esos años.
 
 
 
Cambiar la imagen elaborada por el hombre, por una que brotaba de las propias entrañas de las mujeres y fuera públicamente expresada por las mismas mujeres, fue la acción que le cupo a las feministas de esos años, al constituirse en el primer instante lúcido de la condición femenina en el Perú. “Así, María Jesús Mercedes Cabello de Carbonera, Elvira García y García y Teresa González de Fanning y otras más, constituyeron el primer destacamento de feministas que conscientes de la opresión de la mujer se pusieron a la cabeza de su género para defender y reivindicar, por primera vez en el Perú, el derecho de la mujer a la instrucción y el derecho de la mujer al trabajo”. (Ídem). En este momento, la lucha por la igualdad sostuvo reivindicaciones, una de las más importantes: el derecho de la mujer a gozar de una educación igual a la del hombre y su derecho al trabajo. Estos postulados guardaron unidad y coherencia en cada uno de los escritos, en cada una de las conferencias y en cada uno de los discursos pronunciados por estas precursoras de los derechos de la mujer en el Perú.
 
González de Fanning fue una de las más importantes protagonistas que optó por una actitud crítica; desafiando, entre otras, a las antiguas creencias de inferioridad femenina que seguían vigentes en gran parte de la sociedad y sus organizaciones tradicionales. En 1898, publica y difunde gratuitamente en Lima, su colección de artículos pedagógicos, morales y sociológicos sobre la “Educación Femenina” publicados en el diario El Comercio en que la educadora exige la reforma radical de la educación femenina, proponiendo una educación laica, práctica e integral.
 
Las polémicas suscitadas
 
Los nuevos planteamientos sostenidos por Teresa Gonzáles de Fannig, no solo llamaron la atención de la época, sino que despertaron cálidas discusiones. Así, la polémica suscitada entre Lastenia La Riva y Llona y otros escritores nacionales, que defendieron el papel de la Iglesia en la dirección de la educación de la mujer, mientras la destacada educadora negaba idoneidad a las religiosas, pues sostuvo que sus misma condición les impedía capacidad para orientar los asuntos terrenales por lo que se opuso a que las monjas continuaran ejerciendo tan delicada labor.
 
En su artículo aparecido en el diario El Comercio del 4 de mayo de 1898, responde a La Riva y Llona diciendo: “A nuestro juicio la cuestión en debate puede plantearse en los siguientes términos: ¿Conviene a la mujer la educación que se da en los colegios de monjas o la que recibe en los colegios laicos?¿Cómo las monjas que abjuran de la familia, del matrimonio y de la sociedad, podrán educar a hijas, a esposas o a madres de familia? Eso equivale a pretender que un ciego enseñe pintura o un sordo el canto. ¿Cómo inculcarán en sus educandas el temple del espíritu, la expedición y el acierto para gobernarse en cosas difíciles, y aún en las ordinarias, las que huyendo de las tempestades de la existencia, se han refugiado a orar tranquilamente en el santuario:.. Absurdo es esperarlo.”
 
En otro momento, en su obra “Educación Femenina” (1889) editada por la imprenta Torres Aguire, González de Fanning señala la necesidad de que la educación que se otorgue a la mujer la prepare para el trabajo: “Si a la mujer se le restringiera de estudios teóricos y se le compensara con la adquisición de conocimientos prácticos; si se le enseñara algún trabajo útil que le proveyera de medios de subsistencia, habría ganancia para la mujer de clase popular. ¿Por qué en nuestras escuelas municipales, en vez de estudios de dudosa utilidad para las escolares, no se les enseñe la encuadernación, la hojalatería y la tintorería, ocupaciones todas que la mujer puede desempeñar con provecho?. Por qué en lugar de esa instrucción teórica, a manera de vistosas luces de Bengala que tan pronto brillan como se apagan dejando sólo quiméricas aspiraciones. ¿Por qué no se le da a la mujer ciertos conocimientos generales y la enseñanza práctica de algún oficio? (1889: p.56).
 
Una precursora olvidada
 
Teresa González de Fanning, sobresale por su postura de oposición a los grupos conservadores y la iglesia que concebían que la mujer estaba reducida al espacio privado familiar. Sin embargo, su figura ha sido olvidada. El olvido y postergación de su nombre y obra son expresión de ingratitud e injusticia, pues fue la más preclara precursora de la educación integral de la mujer como medio para alcanzar su liberación, en una época en que aún se consideraba que la educación femenina debía estar orientada exclusivamente para el matrimonio y las tareas conyugales.
 
Víctima de una neumonía murió a los 82 años. En todo momento, hasta el último instante de su vida, demostró humildad y grandeza, pidiendo a sus familiares que su sepelio se realizara en privado. Como homenaje póstumo a la destacada feminista del siglo XIX, el escritor y funcionario del Ministerio de Educación Manuel Beltroy logró que se diera a una gran unidad escolar el nombre de Teresa González de Fanning, que empezó a funcionar en 1952, en un local construido en el distrito de Jesús María. Sus restos descansan en el Presbítero Maestro de Lima.

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