Es difícil pensar en las luchas de la Independencia del Perú sin la participación de la mujer. Muchas mujeres fueron protagonistas, heroínas olvidadas que no fueron tomadas en cuenta a la hora de escribir las historias del Perú. La sociedad peruana fue quizá la que más olvidó y desestimó la acción que la mujer en episodios transcendentales.
Contamos con una historia que muestra el desarrollo de sucesos históricos, pensados en exclusividad por protagonistas varones, convertidos en figuras centrales del acontecer histórico; basta con repasar los libros de historia con los que nos enseñaron la historia y que aún perduran en los colegios.
LA MUJER EN LA COLONIA
A lo largo de trescientos años, la curiosidad y el chisme crearon leyendas sobre todo relacionadas a la religiosidad de las mujeres que debían caracterizarse por cristianas, virtuosas, obedientes y abnegadas. La ensayista Isabel Bermúdez (2001) refiere que la imagen de la mujer que perduró toda la colonia y aún el siglo XIX propugnaba que las mujeres debían ser madres, hijas, esposas, monjas, viudas, beatas.
No tenían otra opción que servir resignadamente a los hombres de su casa por su naturaleza débil manifestada con la desobediencia y atrevimiento de Eva que condujo a la mujer a la perdida de la naturaleza divina.
LA MUJER Y EL SUEÑO LIBERTARIO
La vida de la mujer regida por costumbres y leyes coloniales fue sacudida por los nuevos pensamientos y acciones de los movimientos patrióticos de la Independencia. Las nuevas ideas y responsabilidades asumidas posibilitan que salte al escenario público y asuma un protagonismo relevante, infringiendo con su actitud, las barreras que la colonia impuso a su género. De este modo, la campaña emancipadora cambio la vida de las mujeres. De virtuosa, humilde, obedientes en sus acciones, pasó a asumir delicadas tareas contra el sistema español.
A inicios de 1817, Lima estuvo envuelta en la efervescencia de movimientos patrióticos que eran muchos y crecían cada día en la capital del Virreinato, convirtiéndose en centro de las tertulias patrióticas que sedujeron a las mujeres comprometidas en el proyecto emancipador. Desde las tertulias, la mujer de la aristocracia impulsará actividades en los espacios tradicionales: casas, haciendas, mercados, plazas, iglesias, escuelas y hospitales.
El escritor chileno, Benjamín Vicuña Mackena (1972) amigo de Domingo Faustino Sarmiento en Misión Revolucionaria del Cabildo de Lima: Antología de la Independencia del Perú: Comisión del Sesquicentenario del Perú, refiere: “En 1812, la Condesa de Guisla, convirtió su casa, en un club secreto de conspiración, a donde llegaron a reunirse los más ardientes conspiradores de la Corona”.. Chambers (2005) señala que cumplieron tareas políticas diversas que tomaron forma de apoyo económico a la insurgencia, organización de debates políticos en sus salones, intercambiar opiniones a través de una correspondencia privada, distribuir propaganda clandestina, asumir el papel de consejeras o mediadoras o, más radical, practicar acciones de espionaje, levantamientos y hasta revueltas populares, ligadas o no a la subsistencia familiar.
¿Quiénes fueron las heroínas silenciadas en la Independencia del Perú? La historia oficial recuerda a Micaela Bastidas y María Parado de Bellido, pero hubo cientos de mujeres partícipes del proceso independentista ocultadas por la historia oficial.
LAS INSURGENTES OLVIDADAS
Las nuevas ideas abrieron la puerta para que la mujer saltara al escenario público y asumiera un papel relevante, rompiendo barreras impuestas. En ese orden, el crisol de todas las razas unía a las mujeres en un sentir compartido, la lucha por la independencia.
En el estudio “La mujer del siglo XIX en el Perú: De la penumbra del hogar a las primeras reivindicaciones feministas” (1980), señalo que la intervención de la mujer se produjo en todos los niveles sociales, desde las mujeres del pueblo constituida por indígenas, negras y mestizas, hasta las criollas de las elites sociales. Las mujeres formaron una red de espionaje que minó la organización del ejército realista. La misma saya y el manto pasó a ser un instrumento de insurrección, tras el holgado vestido, las tapadas ocultaban arriesgadas comunicaciones, burlando la vigilancia de las guardias españolas” (Ob. Cit. p. 12). En 1822, el general San Martín, entregó la “Orden del Sol del Perú” a 112 mujeres por destacadas actividades patrióticas.
HEROÍNAS INDÍGENAS, NEGRAS Y MULATAS
Miles de mujeres indígenas, negras y mulatas participaron en la gesta emancipadora Sin estas mujeres no hubiera triunfado la Independencia del Perú.
Desde Ayacucho hasta Junín miles de mujeres indígenas acudieron a la convocatoria patriótica para incorporarse a los ejércitos independentistas. Fueron una multitud de mujeres indígenas y negras anónimas y olvidadas, sus nombres desaparecieron a medida que las batallas avanzaban.
Ventura Ccallamaqui (1814) dirigió en forma resuelta para que los indígenas salieran a combatir junto a los patriotas. En medio de gritos y bullicio, Ventura con otras mujeres solicitaban sumarse a la columna patriótica que avanzaba triunfante hacia Huamanga; exigió apoyo para la Rebelión del Cusco, escuchándose el primer grito de rebeldía de cientos de valerosas mujeres huamanguinas. Gracias a Ccallamaqui, los patriotas entraron triunfantes en Huamanga.
Las mujeres de los Andes participaron en forma destacada. “En las guerrillas de 1821, en las inmediaciones de las quebradas de Lima, orientadas a detener el avance del ejército realista (…) destacan las Toledo, la madre y sus hijas, Teresa y Ana, quienes crearon el proyecto para evitar el paso del general español Valdez; reunieron armas, hombres y mujeres y tomadas en armas esperaron al enemigo en las cercanías del río Marañon. Las Toledo corrieron a la cabeza del puente y cortaron las amarras con las herramientas. Esta operación fue realizada con destreza y entre las balas del enemigo, y quienes cometieron la temeridad de pasar al lado opuesto del puente cayeron al río (Ob. Cit. p. 14)
De las rabonas, heroínas más que mujer soldado, que iban a la retaguardia de los ejércitos quedan pocas en la memoria. Virgilio Roel, relata que cumplían muchas funciones, guerreras en el momento necesario, cargaban el fusil y salían a pelear; cocineras y aguateras, llegaban a los pueblos y encendían los fuegos, entre el humo y el fuego de batallas se percibían sus siluetas con sus ponchos multicolores transportando agua para los moribundos y fuentes de comida para los hambrientos. Estuvieron presentes en el nacimiento de la patria socorriendo a los heridos, ayudando a morir y sepultándolos, expertas en el uso de hierbas y tisanas.
Estas mujeres siempre fueron incómodas para la historia pensada por varones, quienes se convirtieron en figuras centrales del acontecer histórico del Perú. La tarea de rescatar la voz de mujeres aún silenciada, es fundamental, pues sin ellas no hubiera podido acontecer la gesta independentista.
Artículo publicado en diario UNO, 30 de julio de 2017. Ver http://diariouno.pe/columna/sin-ellas-no-hay-victorias/
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