Una alerta temprana para prevenir y evitar el feminicidio que tanto dolor e indignación causa a la sociedad peruana.
Desde el sábado 13 de agosto, nada volverá a ser igual en el Perú, ese día para muchos se convirtió en unafecha histórica en que cerca de doscientas mil mujeres, hombres, niños, ancianos, feministas, trabajadores, pobladores de los asentamientos humanos, de zonas residenciales, mujeres de iglesia, militantes de partidos de izquierda, de derecha, gays, travestis, lesbianas, bisexuales, todos, se unieron a la Gran Marcha que con la consigna “Ni una menos”, al unísono levantaron su voz en rechazo a las sentencias judiciales que han escandalizado por ser muy dóciles con los agresores en casos de violencia contra las mujeres.
Esa tarde, en las apretadas calles de Lima, pudimos ver a familias completas, incluidos padres, niñas y niños, parientes de víctimas de feminicidios, que portaban carteles con las fotos de las mujeres muertas o la de los agresores con sus nombres. Quedamos afligidas al ver a madres que clamaban justicia por sus hijas asesinadas a golpes, a puñaladas, a martillazos.
“A mi hija la mató un hombre pero solo le dieron seis meses (de prisión) preventiva”, denunció la señora Isabel Laines, quien llevaba un cartel con la imagen de su hija, y contó que había viajado en bus desde Ica, para unirse a la movilización en Lima. Pudimos ver a aquellas mujeres a quienes les habían quitado el derecho a ser madres después de haberlas sometido a esterilizaciones forzadas a mas de 346,000 mujeres durante el gobierno de Alberto Fujimori.
Ese día al anochecer, sentimos que había valido la pena caminar tantas cuadras a fin de decir alto a la impunidad y quedar totalmente afónicas de tanto corear las consignas: “Basta ya”, “Fuera violadores”, “Poder Judicial, vergüenza nacional”, “Tocan a una, tocan a todas”.
EL CASO ARLETTE CONTRERAS
El caso que detonó la protesta fue el de Arlette Contreras, golpeada brutalmente en el año 2015 por su pareja de entonces en un hotel de la cuidad de Ayacucho, Adriano Pozo, en una agresión registrada por las cámaras de un hotel. Pese a todo esto, el agresor Pozo, hijo de una autoridad política de esa ciudad, se le sentenció a solo un año de prisión suspendida, por los cargos de feminicidio en grado de tentativa y violación, por estar ebrio y actuar por celos. Un tribunal superior ratificó el fallo el mes pasado, en lo que el fiscal del caso calificó como “indignante”.
Nadie fue indiferente a la Marcha, capaz, la más grande en el país en los últimos veinte años, algo parecido ocurrió en el 2000, con la Marcha de los Cuatro Suyos realizada contra la dictadura de Alberto Fujimori, esta acción multitudinaria lo arrancó de palacio, volviendo la democracia a ser parte de la vida nacional.
Cifras de la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales indican que Perú es el segundo país de América Latina en asesinatos de mujeres por razón de género, además, tercero del mundo en violaciones, con la particularidad de que 42% de esas agresiones son en sus hogares y 90% de las denuncias quedan impunes.
Según estadísticas del Ministerio de la Mujer, tan solo en el primer semestre de este año, se registraron en el país 54 casos de feminicidio y 118 intentos. Las cifras también indican que todos los días se cometen 16 violaciones en el país.Esas mismas estadísticas indican que entre 2009 y 2015 fueron muertas 795 mujeres por razones de género, 60% de ellas de entre 18 y 34 años.
EL FEMINICIDIO, POR FIN CONOCIDO
El feminicidioes el crimen cometido por hombres en contra de mujeres y ahora quiero poner en claro que estos hechos han sido conocidos en el país, por la acción desplegada por valientes mujeres que a través de las redes sociales convirtieron el espacio desde el que surgió la reacción ciudadana que permitió a las víctimas contar sus historias y conectarse con otras en su misma situación, bajo etiquetas como #YoNoMeCallo, además de la común #NiUnaMenos.
Una de las organizadoras de la marcha y del colectivo Ni una menos, Natalia Iguiñez, ha contado IPS, “Después de ver el video de Arlette (Contreras) y la indignación al ver que su agresor era liberado, un grupo nos organizamos en Facebook y empezamos a hacer un pequeño chat, una pequeña reunión”, que luego como sabemos se convirtió en un aluvión ciudadano que salió a protestar por los asesinatos de mujeres jóvenes y niñas secuestradas. otras veces, brutalmente torturadas.
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